jueves, 16 de agosto de 2012

Historia local, Parte 3

A principios de 1836, durante las guerras Carlistas, el general cristino Palarea atacó Monroyo y en 1839 las tropas del general carlista Llagostera incendiaronEstado del portal de Santo Domingo a comienzos de siglo de nuevo la población quedando afectados 137 edificios,muchos de los cuales no fueron ya reconstruidos. Los incendios padecidos por la población motivaron que entre los habitantes de las localidades vecinas se nos conozca por el apelativo de "sucarrats" (socarrados).
El recinto de la villa estuvo amurallado. Queda en pie el portal de sant Domingo , que fue reconstruido hace pocos años, y algunos vestigios de los de sant Roc y de la Iglesia, pero no así del portal del Collado, al oeste del pueblo, del cual no quedaba otro dato que la noticia transmitida oralmente por las generaciones anteriores (recientemente hemos tenido también constancia documental de su existencia). El de sant Roc fue derruido pocos años después de finalizar la guerra civil (1936-1939) debido, según dicen, a que la estrechez de la puerta no permitía el paso de los camiones al interior de la población. En dicha guerra el ejército republicano estableció un frente en estas sierras tratando de evitar el avance hacia la zona levantina de las tropas llamadas nacionales que, finalmente, entraron en Monroyo el primero de abril de 1938. Su comandante era el general Camilo Alonso Vega que decidió establecer el cuartel general en el hostal de la Placeta. El frente de guerra castigó con dureza nuestra tierra y también los pueblos y sus moradores que se vieron obligados a huir hacia los montes en busca de refugio. Los combates fueron muy encarnizados y con continuos bombardeos por parte de la aviación. Con la toma de Monroyo los soldados republicanos huyeron a la desbandada hacia Cataluña. Hoy quedan todavía muchos restos de los parapetos y las trincheras que construyeron. El fenómeno del maquis, producido durante la posguerra, afectó también de manera considerable la vida cotidiana de nuestra comunidad. Estas circunstancias tuvieron su punto culminante con la medida adoptada por el Gobernador Civil de Teruel en el año 1947 que obligaba a los masoveros a desalojar las masías y vivir en el pueblo. Muchos de ellos ya no regresaron.

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